Noche de mediodia

Sapiens

Arena negra

• ARENA NEGRA
  2010

  He seguido de cerca el desarrollo de Andrés como colega fotógrafo desde hace ya varios años. Sus fotos sobre la playa de Coney Island en los Estados Unidos fueron las que inicialmente capturaron mi atención. Me pareció que su visión en esas imágenes era una combinación de asombro y aprobación de una atmósfera un poco carnavalesca, presentando un sentimiento mundano de una forma surrealista. Desde entonces, Andrés ha mostrado varias series de fotografías que yo llamaría de experimentación hacia la creación de un estilo propio. Cada serie tenía un tema diferente, presentado en un estilo fotográfico distinto.

  Algunas escogencias de estilo nos permiten ver al sujeto en una nueva luz, acercándonos más al sentimiento del artista, sumando a su significado o a la experiencia de ver la fotografía. En su serie “Arena Negra” hay una combinación muy inusual de sujeto y estilo. El Primero, lo constituyen mayormente multitudes de personas vacacionando durante Semana Santa en la playa del puerto de San José, un ritual guatemalteco tan típico como único en esta parte del mundo. Mientras las fotos están tomadas con un estilo documental en cuanto a punto de vista, las imágenes fueron impresas en un formato digital altamente manipulado, caracterizado por una fuerte intensidad de color, contraste exagerado y una presentación plástica de la realidad que nos llevá al hiperrealismo.

  Para mí, el mayor logro de Andrés es su capacidad de mantener el sentido documental de las imágenes a pesar de y quizás también por su presentación hiperrealista. En las escenas de más concentración de gente, me sentí transportado al lugar, inmerso entre la arenosa y animada muchedumbre, muro barroco de humanidad donde se muestra cada detalle, incluso hasta los granos de arena. Otros detalles como la representación del agua espumosa cargada de arena negra parece fluir como un jarabe espeso entre y alrededor de los pies de la gente.

  El contexto de las imágenes, sus actitudes, gestos, la interacción de las personas, la forma en que sus ropas mojadas se adhieren o cuelgan según los diferentes cuerpos, son la esencia de un retrato cultural.

  Al escanear las transparencias tomadas en película de medio formato, su escaner de negativos deja mucho polvo, como manchas en el archivo, Andrés crea con este efecto, una textura granulada por todo el cuadro, de manera que la arena se encuentra por todas partes, no solamente en el suelo y en las ropas, sino incluso en el cielo.
  

  Estoy muy contento por Andrés porque me parece que ha encontrado una manera de retratar la realidad guatemalteca con profundidad y honestidad. Lo maravilloso es que esta visión, su manera de ver, se puede aplicar a cualquier aspecto de nuestra realidad cotidiana, de manera que aunque esta es una muestra que abre brecha, espero ver muchas imágenes interesantes salir de su estudio en el futuro.

  Daniel Chauche

Arquitectura de remesas

Deus ex machina

• Deus ex machina (2018)

  La última línea de un texto del fotógrafo Hiroshi Sugimoto, cierra una idea obsesionante sobre herramientas y objetos industriales que trascienden su función: “el arte reside hasta en cosas sin intención artística”. En esa misma lógica fractaria, ese epílogo de Sugimoto se transforma en el epígrafe de esta muestra fotográfica de Andrés Asturias.

  El origen es el escombro. Una roca puede ser el fragmento de una montaña colosal, el piso del parlamento de una nación, la lápida de un prócer o el inodoro de un capo. El uso lo determina una máquina, inspirada sistemáticamente por las leyes de la oferta y la demanda, esa lírica de la industrialización.

  El mármol de Carrara es el orgullo de una población, es también una de las tantas denominaciones de origen Italianas, que corta su historia en bloques simétricos, veteados o polimorfos. Los Alpes Ampuanos le han dado la vuelta al mundo con objetos semejantes, pero nunca iguales. 

  El matemático alemán, Felix Hausdorff, para explicar lo inexplicable, decía que los fractales son aquellos objetos que tienen más de dos dimensiones, pero menos de tres y a partir de ese momento no volvimos a la cordura. Andrés propone un camino de racionalidad en la capacidad del espectador de observar los objetos sin ninguna pretensión. 

  Desprovisto de intencionalidad, quien contempla las piezas puede replantearse conceptos como la auto semejanza o esa percepción de serialidad entre objetos disímiles que surgen de la naturaleza, como el mármol y aquellos elaborados por el ser humano, como las piezas cortadas o esculpidas. El deshecho de ese proceso industrial, recupera una suerte de estado natural, que a su vez narra el paso de las herramientas sociales y técnicas.

  En estos restos retratados hay un resumen cuantitativo de las iteraciones entre las formas de lo natural y lo intervenido por el hombre. Los escombros vuelven a ser montaña, y aunque nunca recuperan su condición morfológica, el deus ex machina, los regresa a su estado de rocas metamórficas.

  Este es un ensayo de patrones, despojos, la geopolítica de los no objetos y la forma por encima de la función. No hay valor, no hay mensaje, no hay propósito, no hay razón. La forma es el objeto. 

  Karina Salguero-Moya

Otoro